Las personas se acostumbran a actuar de ese modo y luego deben llevar a cabo todo un proceso para reacomodar sus reacciones. Además, este rasgo siempre va acompañado de otras características, entre las que se destacan las siguientes. Añadido a todo lo que hemos comentado, es importante señalar que muchas personas impulsivas sufren varios trastornos psicológicos comórbidos. Entre ellos se encuentran los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad, el trastorno bipolar, el trastorno límite de la personalidad… entre otros. Ha existido bastante confusión respecto a la naturaleza de la impulsividad. En algunos casos, esta se presenta como un síntoma de un cuadro psicopatológico más amplio, como por ejemplo el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), el Trastorno Bipolar (TB) o los Trastornos por Uso de Sustancias (TUS).
En particular, quienes son impulsivos pueden llegar a ser muy hirientes en sus ratos de enojo y agresividad. Atienden más a su deseo momentáneo de sacar a relucir su molestia que al propósito de tener relaciones constructivas con los demás. Es muy habitual que este tipo de personas pasen fácilmente de la irritabilidad al enojo y de este a las conductas agresivas. Ingredientes que se suman a su comunicación exterior, pero también a su diálogo interno.
- Además, este rasgo siempre va acompañado de otras características, entre las que se destacan las siguientes.
- El manejo de los niveles de estrés a través de la buena organización y la práctica regular de ejercicios de relajación también puede ser útil.
- Por ejemplo, lugares con violencia o peligros físicos en los que se exija una respuesta rápida a prácticamente cualquier estímulo, o sitios llenos de elementos que nos inviten a entrar en el círculo vicioso de las obsesiones o las conductas adictivas.
- Si identificas este tipo de comportamiento, lo mejor es que busques ayuda para corregirlos a tiempo.
Por otra parte, cuando este tipo de comportamientos se hace más común y menos controlables, lo mejor es contar con un profesional capacitado para guiarte mediante psicoterapias con las que puedas aprender estrategias para tomar el control. Una de esas causas es biológica, ya que los cambios en la química natural del cuerpo y las funciones cerebrales influyen en los comportamientos impulsivos. Estos síntomas hacen que la persona no pueda controlar los comportamientos repetitivos y se sienta obligada a cumplirlos, ya que solo así reduce la ansiedad que se relaciona con obsesiones. En tal sentido cuando un comportamiento se hace repetitivo, en torno a estas tres condiciones que te hemos enumerado, es posible que se trate de comportamientos impulsivos y necesites consultar a un especialista.
Manifestaciones de la impulsividad
Durante estos episodios maníacos, es común que la impulsividad se intensifique, llevando a comportamientos arriesgados o imprudentes. Las técnicas de relajación son otra excelente alternativa para aprender https://es.forexeconomic.net/se-trata-de-anticipacion-de-forexlive/ a rebajar la impulsividad. De esta manera, al sentirnos más relajados, mejoramos la gestión de nuestras emociones y, por ello, es menos probable que actuemos sin reflexionar previamente.
- Las personas con impulsividad suelen dejarse llevar más por los estímulos y por la situación.
- Además, la impulsividad a menudo acompaña a otros trastornos como el TDAH, el TOC, la depresión o la ansiedad.
- Escribir cada día sobre nuestras emociones nos ayudará a detectar los patrones de pensamiento y los sentimientos que surgen en nuestra mente justo antes de que cedamos a los impulsos; de esa manera lo tendremos más fácil para “desactivar” a tiempo esos pensamientos-trampa.
- Se describe como la incapacidad de controlar los impulsos o acciones y puede manifestarse de diferentes maneras.
- De esta forma, un individuo impulsivo es aquel que tiende a actuar de forma irracional e instintiva en los diferentes escenarios en los que se encuentra.
Es decir, en gran mesura, las personas que padecen alguno de estos trastornos, presenta también actitudes impulsivas que pueden repercutir a distintas áreas de su vida cotidiana. Sin embargo, la impulsividad no se considera una enfermedad en sí misma. La impulsividad es un rasgo de la personalidad que puede afectar significativamente la toma de decisiones. Se describe como la incapacidad de controlar los impulsos o acciones y puede manifestarse de diferentes maneras.
La Teoría del Iceberg en Psicología: ¿qué nos dice esta propuesta?
La mayoría de los seres humanos son capaces de dominar sus impulsos, dado que la experiencia y el aprendizaje nos enseñan que sacrificarlo todo por satisfacer una necesidad inmediatamente no suele compensar. Se trata de la hormona concentradora de melanina (MCH), un neurotransmisor que se produce en el hipotálamo y cuya alteración incrementa tanto el pensamiento impulsivo como la conducta impulsiva. Por tanto, de momento, sabemos que existe una base neurológica para este tipo de característica. La impulsividad no siempre se explica por un rasgo de la personalidad, sino que también aparece una particularidad cerebral. Esto mismo es lo que nos explica un trabajo de investigación de la Universidad de California.
Beneficios de la siesta a nivel psicológico
El origen y el desarrollo de la personalidad humana, así como todas aquellas conductas y comportamientos que derivan de la misma, es algo que siempre ha maravillado a los psicólogos y otros profesionales de los estudios de la mente. Y es que, aunque parezca algo sencillo que define nuestra forma de reaccionar ante los estímulos, lo cierto es que la personalidad tiene una gran complejidad psicológica de fondo. La impulsividad es un rasgo de la personalidad que hace que actuemos sin considerar las consecuencias de los actos, con reacciones inesperadas y rápidas ante los estímulos de la vida.
La impulsividad tiende a perjudicar las relaciones personales y laborales
Es bastante habitual que las personas impulsivas dejen para mañana lo que podrían hacer hoy. Esto se debe a que, una vez más, solo piensan en el momento y en lo que quieren hacer https://dowjonesanalysis.com/es/dow-jones-industrial-average-rallies-to-new-highs-will-it-continue-3/ en ese momento. Por ello, las tareas tediosas acaban teniendo que hacerlas en el último momento ya que en su momento no supieron pensar en las consecuencias de postergarlo.
Impulsividad: ¿Cómo tomar el control de nuestras acciones?
Por supuesto, la impulsividad también puede aparecer de forma pasajera como consecuencia de ciertas condiciones biológicas o ambientales. Por ejemplo, si acudimos a una fiesta y decidimos consumir una droga, es probable que mientras sus efectos se prolonguen nos mostremos mucho más impulsivos de lo normal. La impulsividad verbal es aquella en la que los comportamientos impulsivos no están fundamentados en respuestas físicas, sino en la verbalización. Es decir, una persona impulsiva verbalmente es aquella en la que la impulsividad se fundamenta en hablar sin pensar en lo que decimos.
Los algoritmos son nuestras neuronas externas, predicen lo que nos gusta y necesitamos para mostrárnoslo nada más abrir cualquier red social. Noticias, datos, mejores rutas para llegar a los sitios… No hace falta analizar, hacer búsquedas o retener información. Todo nos lo ofrecen hecho y nosotros lo aceptamos sin sopesar en las consecuencias. Nuestra cultura https://es.forexgenerator.net/crystal-ball-trade-2021-tecnologia-y-datos/ y el mundo de las redes sociales propician que cada vez seamos más impulsivos y menos reflexivos. La impulsividad no concierne en exclusiva a lo conductual, a ese niño o adulto hiperactivo y poco paciente. En realidad, tras alguien con escasa resistencia a la frustración y que siempre se arrepiente de sus decisiones, está un enfoque cognitivo poco reflexivo.